Últimamente me sorprendo mucho a mi misma. Casi cada día. Tanto en el buen como en el mal sentido. También me ha sorprendido la gente que me rodea, también tanto el el bueno como en el malo. Nobody´s perfect.
Además con tantos cambios de humor, de opinión, de aires, me descubro es una estado de autoevaluación casi permamente. Espero que no me dure mucho, porque no puedo estar todo el día pendiente de si tengo el ombligo con más o menos pelotillas, pero he descubierto que me resulto una tipa curiosa.
Puedo pasar del descontrol más absoluto a una auténtica paz interior en cuestión de segundos. Y me he dado cuenta de que me cuesta tomar decisiones, pero cuando la tomo, la tomo. Hasta que el interruptor me hace ¡click! y entonces cambio de idea pero no de la forma arbitraria que antes me hacía oscilar, sino porque a nivel interno las cosas me han cambiado y tengo una nueva perspectiva.
Buff! qué jaleo,me temo que soy incapaz de explicarlo mejor. Pero la cuestión es que aunque me he visto muy, muy, muy perdida me encanta este proceso de recuperación que, aunque jodido, es altamente interesante. Ojiplática me tengo.
Y, por si no fuera poco, me he impuesto realizar cada pocos días un desafío personal que antes no me hubiese atrevido. Tonterías que si las veo en otros me parece normal pero a mi me cuestan mucho. Ya que me pongo, pues me pongo, pero bien. Tonterias las justas.
Voy a salir de esto mucho más fuerte y creo que con mucha más autoestima, que ya iba siendo hora. Así que estoy bastante optimista.
Y digo yo que en algún momento tendré que hablar de la revolución, los militares, el toque de queda y la falta de pan pero abundancia de nocilla que hay en toda revuelta popular que se precie. ¿Quizá mañana?